Un alcohólico que lleva un tiempo, quizá años, sin consumir no puede olvidar que lo es, aunque para la mayoría esté curado. Un alcohólico nunca deja de serlo. Después de tiempo sin tomar, sin sufrir, sin sentir que se es lo peor, estando limpio, recuperando una vida, de repente, otra vez se cae. Volver a caer en el alcohol es frecuente, ¿por qué?

 

Recaída de un alcohólico

Al principio una ingesta, sólo una, y en poco tiempo ya es una devastadora recaída.

La recuperación del alcoholismo es un camino largo que puede tener recaídas y altibajos hasta conseguirse. Es una enfermedad recidivante, con tendencia a la recaída.

La recaída es un proceso continuo. No es algo que sucede de repente ni que irrumpe un día por sorpresa en la vida de un adicto que se está recuperando. Se lleva fraguando un tiempo en su mente y en su conducta y se hace realidad en un momento concreto.

¿Cómo sucede esto? Podemos decir que se recae antes de volver a beber. Cuando el enfermo se ve con el vaso en la mano, en realidad, es el fin del proceso psicológico de la recaída. Un detonante hará que materialice su consumo.

Los motivos son diversos, a continuación te damos los principales.

 

1. Cuando el paciente se engaña a sí mismo

El alcoholismo, como adicción que es, es la enfermedad del autoengaño. Es un trastorno mental por consumo.

En el fondo, no se llega a tomar la decisión de dejar de tomar. Se pasan las primeras etapas, pero cuando llega la rehabilitación y reinserción, se recae. Por eso hay pacientes que parecen muy motivados y al final recaen

Se cuestiona el sentido de la abstinencia, pero no lo dice. No es sincero con lo que piensa y sigue el tratamiento sin confesar que está pensando que vivir sin tomar no le merece la pena. Cuando la realidad es todo lo contrario, le hace sufrir y le destroza la vida.

 

2. Cuando el paciente cree que está mejor de lo que está

  • Después de un tiempo limpio, piensa que ya puede controlarlo y no se cree que esto es una enfermedad, y que una vez desarrollada, no se puede volver a tomar. Por esto puede que alguien que lleve 10 o 15 años sin consumir vuelva a recaer.
  • Se enfrenta a situaciones de alto riesgo antes de tiemp. Hay que respetar los tiempos de un proceso tan largo de recuperación. Se minimiza y resta importancia al hecho de que aún le falta tiempo para poder enfrentare a situaciones que le van a dar muchas ganas de consumir.
  • Cuando se enfrenta sin ayuda a situaciones que implican emociones negativas o demasiado positivas. Es la enfermedad de las emociones. Tanto una mala noticia como una muy buena pueden actuar como desencadenantes. Desde una ruptura sentimental a celebrar una jubilación.

 

3. Por los síntomas del cuadro de abstinencia condicionada

Hay situaciones que al vivirlas harán que el paciente tenga intenso malestar porque su cerebro va a interpretar que en esa situación debe consumir. Despiertan sus ganas de beber. En momentos o por diferentes factores, su cerebro va a recibir el mensaje de que le falta algo. Le va a dar la orden de que debe tomar.

 

 

4. Cuando no se cambian las conductas

Desintoxicarse y dejar de tomar no es suficiente. Hay que deshabituar al paciente de las conductas que su cerebro ha aprendido para ir a consumir. Si vuelve a repetirlas, con el tiempo, recaerá. Hay que aprender a detectar esas conductas y estar atento a las señales. Esta herramienta es muy poderosa.

Un pequeño ejemplo es tomar cerveza sin alcohol. Si sabe, huele y además la tomas en las mismas situaciones que la con alcohol, ¿crees que tu cerebro nota la diferencia? La conducta es la misma.

 

5. Cuando el objetivo sólo es la abstinencia

El propósito de la rehabilitación es llevar una vida de calidad, no sólo no tomar. Si no, se puede estar años sin consumir, que al final, se recaerá. Si esto no se trabaja desde un buen tratamiento, la historia está condenada a repetirse.

 

Lo peor de las recaídas es que llega un momento en que el daño cerebral y físico que provocan no van a permitir al paciente recuperarse.

Por todo esto, podemos concluir que la recaída es previsible y evitable. Lo importante es hacer un buen tratamiento y no olvidar nunca que se es alcohólico. El alcoholismo no se cura, pero puedes recuperarte y aprender a vivir sin consumir.

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Acerca del autor/a

Beatriz Cano Sánchez Psicóloga e integradora social Beatriz es Graduada en Psicología por la Universidad de Granada, además, complementando su formación, Beatriz también ha cursado estudios de Integración Social. Esta formación le ha dotado de las habilidades necesarias para promover la inclusión y promover el bienestar de personas en situaciones de vulnerabilidad. Actualmente, Beatriz se prepara para iniciar el Máster en Psicología General Sanitaria. Asimismo, Beatriz ha realizado diversos cursos complementarios que enriquecen su práctica profesional, entre estos destacan los enfocados al tratamiento y prevención del suicidio y el Trastorno Límite de la Personalidad.

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