¿Qué es el enolismo crónico?

Si te preguntas qué es el enolismo, se trata de un concepto poco conocido, que se utilizaba para explicar un tipo de alcoholismo provocado principalmente por el consumo excesivo de vino. Además, lo relacionaban con la aparición de problemas de salud. Concretamente, se decía que es responsable de afecciones hepáticas, digestivas y nerviosas

Otro concepto relacionado es el del etilista crónico, que describe a la persona con consumo habitual y abusivo de alcohol etílico, desarrollando una dependencia física y psicológica. Mientras que el enolismo se asocia tradicionalmente con el abuso de vino, el término etilista crónico se emplea en un contexto más clínico para referirse al trastorno por consumo de alcohol en general.

Actualmente, el término «enolismo» se usa poco y de forma general para referirse al alcoholismo. Lo más habitual es hablar de alcoholismo o trastorno por consumo de alcohol, que se define como un consumo excesivo y problemático, donde la persona tiene dificultad para controlar cuánto bebe y empieza a experimentar problemas en diferentes áreas de su vida. La adicción al alcohol es una enfermedad reconocida por la OMS. Esta condición es crónica, lo que significa que no tiene una cura definitiva; aunque es posible dejar de beber y recuperarse, el riesgo de recaídas puede mantenerse a lo largo del tiempo. De hecho, el consumo de alcohol es muy extendido en la población española, donde más del 75 % de las personas entre 15 y 64 años reportan haber bebido en el último año.

Causas y factores de riesgo

La adicción al alcohol tiene causas genéticas, psicológicas y sociales:

Factores genéticos

El enolismo o alcoholismo tiene un componente hereditario importante. Entre el 45 % y el 60 % del riesgo de desarrollar esta enfermedad está relacionado con la genética. Existen algunos genes específicos que se heredan y afectan en cómo se procesa el alcohol en el cuerpo y cómo responde el cerebro, lo que puede aumentar la vulnerabilidad al trastorno por consumo de alcohol.

Esto significa que si hay antecedentes familiares, es más probable que alguien pueda tener problemas con el alcohol. Sin embargo, no todo depende de los genes, factores psicológicos, el entorno y las experiencias personales también juegan un papel fundamental.

Factores psicológicos

Hay una serie de factores psicológicos que influyen en el desarrollo de la adicción al alcohol. Aunque no lo determinan por sí solos, interactúan con factores genéticos, sociales y ambientales.

Factores influyentes son:

  • La comorbilidad con trastornos mentales, es decir, es la presencia de dos o más enfermedades o trastornos en una misma persona al mismo tiempo. Los más relacionados son la depresión, la ansiedad, el trastorno bipolar, el trastorno límite de la personalidad y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad.
  • Rasgos de personalidad, como la baja tolerancia a la frustración, búsqueda de sensaciones, impulsividad, neuroticismo y baja responsabilidad o autocontrol.
  • Algunos desarrollan el hábito enólico como forma de afrontar el estrés, ansiedad, tristeza o conflictos personales, es decir, utilizan el alcohol para regularse emocionalmente.
  • Traumas y experiencias adversas tempranas, como abusos físicos, emocionales o sexuales en la infancia aumentan significativamente el riesgo de enolismo en adultos.
  • Cogniciones disfuncionales y creencias sobre el alcohol

Entorno social, contextual y cultural

El entorno en el que una persona se desarrolla influye notablemente en que llegue a ser etilista crónico. Factores sociales y culturales pueden actuar como desencadenantes o reforzadores del hábito enólico, favoreciendo el inicio temprano, la normalización del consumo y la cronificación del problema.

Factores principales:

  • Inicio temprano del consumo: Beber alcohol en la adolescencia incrementa el riesgo de desarrollar adicción al alcohol en la adultez.
  • Presión de grupo: La necesidad de aceptación social, especialmente en jóvenes, puede llevar al consumo regular o excesivo.
  • Accesibilidad al alcohol: La disponibilidad fácil, el bajo coste y el escaso control en la venta fomentan el consumo habitual.
  • Normalización cultural: En muchos contextos, el alcohol está presente en celebraciones y reuniones sociales, lo que minimiza la percepción de riesgo.
  • Modelos de referencia: La observación de patrones de consumo en familiares o referentes sociales puede reforzar conductas problemáticas.
  • Entorno disfuncional: Crecer o vivir en ambientes familiares o sociales con conflictos, violencia o falta de apoyo aumenta la probabilidad de que una persona desarrolle problemas con el alcohol.
  • Experiencias traumáticas: Haber vivido situaciones traumáticas o estresantes, como abuso, pérdidas importantes o estrés crónico, puede llevar al consumo de alcohol como forma de escape o automedicación, aumentando el riesgo de dependencia.

Consecuencias físicas y mentales

Impacto en la salud física

Cuando una persona es alcohólica, su salud física empieza a deteriorarse. El consumo excesivo de alcohol provoca daños en diferentes órganos y sistemas del cuerpo, incluyendo el hígado, el sistema gastrointestinal, el corazón, el sistema nervioso, y aumenta el riesgo de desarrollar varios tipos de cáncer. Según datos del Ministerio de Sanidad de España, en 2021 se registraron 13.887 muertes a causa del consumo de alcohol

En el hígado, puede causar esteatosis (acumulación de grasa), hepatitis alcohólica y, en fases avanzadas, cirrosis, una afección irreversible que compromete su función vital. A nivel gastrointestinal, se asocia con gastritis, úlceras, pancreatitis y hemorragias digestivas. En el sistema cardiovascular, favorece la hipertensión arterial, las arritmias y la cardiomiopatía alcohólica. Asimismo, el alcohol es un factor de riesgo importante para el desarrollo de varios tipos de cáncer, especialmente de hígado, esófago, boca, garganta, colon y mama. 

En el sistema nervioso, el alcohol puede producir deterioro cognitivo, neuropatías periféricas y, en casos graves, encefalopatía de Wernicke, una enfermedad neurológica grave frecuente en personas con alcoholismo crónico. Esta afección se caracteriza por confusión, problemas de coordinación y alteraciones oculares, y puede evolucionar al síndrome de Korsakoff, que implica una pérdida severa de la memoria. 

Trastornos mentales asociado

La adicción al alcohol tiene un fuerte impacto en la salud mental. No solo puede agravar trastornos psicológicos preexistentes, sino también desencadenar nuevas patologías. 

Entre los trastornos más frecuentes asociados al alcoholismo se encuentran:

  • Depresión y ansiedad: Son altamente prevalentes en personas con dependencia alcohólica. Aunque algunos beben para “sentirse mejor”, el consumo agrava la sintomatología depresiva y ansiosa.
  • Trastorno de estrés postraumático (TEPT): El alcohol se usa frecuentemente como vía de escape para evitar recuerdos traumáticos, pero interfiere con el procesamiento emocional y puede intensificar los síntomas. 
  • Trastornos del sueño: El alcohol reduce la fase REM, lo que genera insomnio crónico, despertares frecuentes y somnolencia diurna.
  • Trastorno límite de la personalidad (TLP): Las personas con TLP presentan una alta incidencia de abuso de sustancias. El alcohol incrementa la impulsividad, la agresividad, la inestabilidad emocional y el riesgo de autolesiones o suicidio.
  • Trastorno bipolar: El alcohol puede actuar como desencadenante de episodios tanto maníacos como depresivos.
  • Psicosis inducida por alcohol: En consumidores crónicos puede presentarse un cuadro de psicosis caracterizado por alucinaciones, delirios, confusión y comportamiento desorganizado. Aunque puede remitir con la abstinencia, en algunos casos deja secuelas duraderas.

Por último, es importante destacar que el consumo de alcohol incrementa significativamente el riesgo de suicidio. Diversos estudios señalan que las personas con trastorno por consumo de alcohol tienen un riesgo de suicidio entre 5 y 10 veces mayor que la población general, debido tanto al deterioro del estado de ánimo como a la desinhibición provocada por el alcohol.

El impacto en la vida cotidiana

El perfil del alcohólico suele incluir dificultades en las relaciones personales y sociales, además de en aspectos laborales y productivos: 

Relaciones personales

El enolismo crónico o adicción al alcohol impacta negativamente en las relaciones personales y el entorno social. A medida que el consumo se intensifica, se deteriora la comunicación, se pierde la confianza y aumentan los conflictos en el ámbito familiar, de pareja y social. Estos efectos suelen ir acompañados de cambios de humor, agresividad y negligencia de responsabilidades, que terminan erosionando los vínculos afectivos y pueden derivar en situaciones graves como violencia doméstica, rupturas, pérdida de la custodia de los hijos o problemas legales.

Además, es común que la persona con enolismo se aísle socialmente, tanto por vergüenza como por la tendencia a ocultar el consumo. Este aislamiento no solo profundiza el problema, sino que también reduce el apoyo emocional necesario para afrontar el tratamiento. Si te preocupa el consumo de tu pareja, puedes consultar más detalles en este artículo: mi pareja bebe mucho alcohol.

Trabajo y productividad

Cuando una persona es alcohólica, su rendimiento laboral suele verse afectado. Concretamente presentan bajo rendimiento, dificultades de concentración, errores frecuentes y ausentismo reiterado. Además, es importante tener en cuenta que en sectores donde la seguridad es crítica, por ejemplo, en la construcción, el transporte o el manejo de maquinaria, el riesgo de accidentes laborales aumenta notablemente.

Con el tiempo, la falta de fiabilidad y el deterioro del desempeño pueden llevar a sanciones disciplinarias, pérdida de oportunidades laborales o despido, lo que a su vez genera problemas económicos que agravan el estrés y perpetúan el consumo como vía de escape. Asimismo, muchas personas pierden el interés en desarrollarse profesionalmente, lo que limita sus oportunidades de crecimiento y estabilidad a largo plazo.

Opciones de tratamiento y apoyo

Desintoxicación y rehabilitación

El tratamiento para la adicción al alcohol puede incluir medicación y psicoterapia. La desintoxicación se trata de la primera fase del tratamiento, que debe ser supervisada por un profesional médico. Especialmente en casos de dependencia grave, donde hay riesgo de síndrome de abstinencia que puede poner en peligro la vida de la persona. Además, también es relevante un seguimiento psicológico. Durante esta fase inicial, el propósito es estabilizar al paciente, reducir los síntomas físicos de la abstinencia y garantizar una transición segura hacia las siguientes etapas del tratamiento. 

Una vez superada, comienza la fase de deshabituación, en la que se busca romper el aspecto comportamental, es decir, consiste en erradicar los hábitos nocivos. Tras esto, comenzará la rehabilitación en la que se lleva a cabo un tratamiento integral para recuperar la salud física y mental, y fortalecer habilidades para vivir sin la adicción al alcohol. Por último, se lleva a cabo la reinserción, en la que el paciente se incorpora plenamente a su entorno familiar, laboral y social.

Grupos de apoyo

Los grupos de apoyo son fundamentales en el proceso de recuperación de la adicción al alcohol. En ellos se trabaja con pacientes con diferentes adicciones, y aunque cada dependencia es única, todas ellas tienen síntomas comunes que se presentan sin importar la sustancia consumida. Por ello, los grupos de apoyo resultan valiosos para los pacientes, ya que les permiten identificar conductas problemáticas en otras personas, lo que a su vez les ayuda a reconocerlas en sí mismos. Además, estos espacios fomentan el desarrollo de la comunicación y de habilidades sociales en tiempo real, al compartir experiencias, brindar apoyo y aprender a pedir ayuda de manera efectiva. Estos espacios brindan contención emocional, refuerzan el sentido de pertenencia y reducen el sentimiento de aislamiento. Además, al compartir experiencias similares, los participantes encuentran modelos de afrontamiento y motivación que fortalecen su compromiso con el cambio

Estos grupos, suelen estar basados en enfoques cognitivos conductuales, reconocido como el método más útil en conductas adictivas. Además, actualmente se está empezando a incorporar terapias de Tercera Generación en ellas, como Terapias de Aceptación y Compromiso, que ayudan a trabajar las dificultades emocionales y conductuales que surgen durante el proceso de recuperación. 

Terapia psicológica

La terapia psicológica cumple un rol esencial en el tratamiento de las adicciones. En una primera etapa, el o la psicóloga realiza una evaluación integral que abarca no solo los aspectos emocionales, cognitivos y conductuales, sino también otras áreas relevantes de la vida del paciente, como las relaciones familiares y sociales, la situación laboral o académica, la salud física y mental, y su nivel de motivación para el cambio. En psicología, definir el perfil del alcohólico es fundamental para abordar la raíz del problema, ya que permite identificar los aspectos que requieren atención y trazar un plan de intervención que guíe el trabajo terapéutico.

Además, la atención psicológica contempla el abordaje de posibles trastornos mentales asociados, como la ansiedad, la depresión o trastornos de la personalidad, entre otros. Asimismo, trabaja la prevención de recaídas, el manejo del estrés y el desarrollo de estrategias de afrontamiento saludables. La terapia proporciona herramientas prácticas que favorecen una recuperación sostenible y una mejor calidad de vida.

Cómo apoyar a alguien con enolismo crónico

La ayuda más efectiva se basa en una comunicación respetuosa, empática y sin confrontación, evitando culpas o presiones abruptas. Sin embargo, es vital establecer límites claros y señalar con firmeza pero comprensión las consecuencias del consumo, creando un espacio de confianza que motive a buscar ayuda profesional y asumir la responsabilidad del cambio.

Es fundamental evitar conductas codependientes, como justificar o encubrir el consumo, ya que perpetúan la adicción al alcohol. En su lugar, se debe fomentar que la persona reconozca la gravedad del problema y tome el control de su tratamiento.

Cuando una persona es alcohólica, es importante promover su acceso a atención médica y psicológica, así como la participación en grupos de apoyo, con el objetivo de conseguir una recuperación del trastorno por consumo de alcohol. Si necesitas ayuda con el alcohol y estás en Granada, puedes encontrar más información sobre el tratamiento aquí.

Conclusión: esperanza y recuperación

Cuando el hábito enólico se establece, es difícil revertirlo sin tratamiento. El trastorno por consumo de alcohol es una enfermedad crónica y compleja, influida por factores biológicos, psicológicos y sociales. A pesar de sus consecuencias físicas y sociales, existe un camino real y comprobado hacia la recuperación.

El tratamiento más eficaz es integral y personalizado, a cargo de un equipo multidisciplinar, que combina desintoxicación médica, terapia psicológica, medicación específica, apoyo familiar y asistencia de la figura del trabajador social. Esta coordinación mejora significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen.

Sí te preguntas “Cómo saber si soy alcohólico”, lo mejor es consultar con un profesional. Con el apoyo adecuado y la intención de cambiar, la recuperación es posible y al alcance de muchos.

Referencias 

Dick, D. M., & Bierut, L. (2013). The genetics of alcohol dependency. Current Psychiatry Reports.

Koob, G. F. (2003). Alcoholism: allostasis and beyond. Alcoholism: Clinical and Experimental Research.

Kendler, K. S., et al. (2017). Social and economic consequences of alcohol use disorder: a longitudinal cohort and co‑relative analysis. Psychological Medicine, 47, 925–935.

NIAAA. (2025). Risk factors: varied vulnerability to alcohol‑related harm.

Malouff JM et al. (2007), Personality traits and alcohol use, Addictive Behaviors

Mayo Clinic. (2022). Alcohol use disorder: symptoms and causes.

Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social. (2024). Monografía sobre alcohol 2024: Consumo y consecuencias. Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones. 

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