En España, las decisiones relacionadas con la guarda y custodia se adoptan según el interés del menor. Si el consumo de sustancias por parte de los progenitores genera algún tipo de riesgo, se puede quitar la custodia. Muchas familias preguntan por qué motivos te pueden quitar un hijo o motivos para quitar la custodia al padre o madre. En la práctica, los tribunales valoran si hay deterioro en el cuidado, negligencia, episodios bajo los efectos de sustancias, violencia o incumplimientos reiterados. A continuación, se detallan los aspectos legales y prácticos relacionados con este tema.
¿Qué dice la ley sobre el consumo de drogas y la custodia de los hijos?
La legislación española establece que el consumo habitual de drogas por parte de un progenitor puede ser motivo para modificar las medidas de guarda y custodia, e incluso para quitar la pernocta a un padre o madre en casos de riesgo para el menor. Si te preguntas cuales son los motivos para quitar la custodia al padre, la ley contempla que la exposición de los hijos a conductas de riesgo por consumo de drogas es un factor determinante. Incluso situaciones como perder custodia por fumar porros pueden ser evaluadas por el juez si existe un riesgo directo para el menor.
¿Qué pruebas se tienen en cuenta para retirar la custodia por drogas?
Para que se considere la modificación de la custodia por consumo de drogas, se deben presentar pruebas que demuestren que este consumo afecta negativamente al menor. Entre ellas se incluyen:
Pruebas médicas o toxicológicas
Una prueba de drogas para custodia puede ser solicitada, y en algunos casos es posible solicitar prueba toxicológica al juzgado para certificar el consumo. Las pruebas médicas son varias: Análisis de sangre, orina o cabello que acrediten el consumo de sustancia. Este tipo de pruebas son uno de los motivos para quitar la custodia al padre o la madre.
Informes psicológicos y sociales
Se tratan de informes sobre las evaluaciones que indiquen cómo el consumo de drogas afecta al entorno familiar y al bienestar del menor. Estos incluyen evaluaciones psicológicas del progenitor para valorar su capacidad de cuidado, informes de trabajadores sociales que documenten el entorno familiar y posibles riesgos, además de las valoraciones realizadas por el equipo psicosocial del juzgado.
Testimonios y pruebas documentales
Además, se pueden aportar testimonios y otra documentación adicional que acrediten las conductas negligentes. Estas pruebas en un juicio de guarda y custodia pueden incluir declaraciones de testigos, informes escolares o de centros de salud. Otros elementos de apoyo pueden ser denuncias previas o intervenciones policiales relacionadas con consumo de drogas, historial de tratamientos de desintoxicación o incumplimientos en programas de rehabilitación.
¿El consumo ocasional de drogas implica la pérdida de la custodia?
El consumo ocasional de drogas no suele ser motivo suficiente para perder la custodia, pero si se convierte en hábito o genera situaciones de riesgo para el menor, puede ser considerado por el juez. La clave está en el impacto real en el bienestar del niño y si existen motivos para quitar incluso la pernocta a un padre/madre o modificar la guarda.
Las decisiones sobre custodia, pernocta y régimen de visitas se basan siempre en el interés superior del menor, lo que significa que el juez no se centra únicamente en la existencia de consumo de drogas, sino en cómo dicho consumo afecta al bienestar del niño. Es decir, no es el hecho de consumir en sí lo determinante, sino las consecuencias que puede tener, como la existencia de riesgo directo para el menor a través de descuidos, abandono o situaciones de peligro, por ejemplo dejarlo sin supervisión o conducir bajo los efectos de sustancias.
También se consideran factores como un ambiente inadecuado marcado por el consumo activo en presencia del niño, la participación en tráfico de drogas o la presencia de conductas violentas, así como problemas de salud física o mental derivados del consumo que dificultan atender correctamente al menor y la existencia de antecedentes o problemas judiciales relacionados. En definitiva, el consumo de drogas puede influir en las decisiones judiciales cuando compromete la seguridad, la estabilidad y el desarrollo integral del niño.
Diferencias entre consumo, adicción y riesgo para el menor
Existen diferencias entre el consumo ocasional y la adicción, y con ello el riesgo que puede ocasionar al menor.
El consumo ocasional se refiere al uso esporádico de drogas, sin que se haya desarrollado la dependencia a la misma. Como ya se mencionó anteriormente, no suele bastar para quitar la custodia si no afecta al cuidado del menor y con ello a su bienestar.
Por otro lado, la adicción o consumo de drogas supone dependencia física y psicológica, que va acompañada del deterioro del funcionamiento de la persona en el ámbito social, personal, familiar y laboral. En estos casos, los tribunales lo consideran un factor clave de riesgo para el bienestar del menor, por lo que sí existe, si es posible la retirada de la custodia. La clave es analizar si el consumo puede provocar riesgo al menor, aportando pruebas en un juicio de guarda y custodia que lo acrediten.
¿Qué hacer si tu expareja consume drogas y temes por tus hijos?
Si sospechas que tu ex pareja consume drogas y esto afecta a tus hijos, puedes actuar legalmente para poner remedio. Es recomendable acudir a la policía y servicios sociales. Además, conviene recopilar y presentar pruebas en un juicio de guarda y custodia que acrediten la situación, como los que mencionamos anteriormente (informes médicos, denuncias, testimonios, etc). Posteriormente, ante el juzgado de familia se puede solicitar la modificación de medidas, que permite revisar la custodia, visitas y patria potestad.
Existen diferentes medidas cautelares para proteger a los menores, dependiendo del riesgo al que estén expuestos. Entre ellas están: suspender temporalmente las visitas, establecer visitas tuteladas en un punto de encuentro familiar, someter al progenitor consumidor a controles periódicos o prohibir que el menor pernocte con él hasta que se acredite una recuperación. Estas medidas son flexibles y pueden adaptarse a la evolución del caso.
¿Qué opciones tiene un progenitor que consume pero quiere conservar la custodia?
El progenitor que consume y quiere conservar la custodia tiene diferentes opciones:
Rehabilitación y tratamiento
En primer lugar, el progenitor puede optar por ingresar de manera voluntaria en programas o centros de desintoxicación para iniciar un proceso terapéutico orientado a superar la adicción. Este tipo de decisiones reflejan un compromiso firme con la recuperación y una clara voluntad de garantizar el cuidado adecuado del menor.
Colaboración con servicios sociales
La intervención de profesionales de los servicios sociales o sanitarios resulta fundamental, ya que a través de sus informes pueden acreditar tanto el cumplimiento del tratamiento como la existencia de un entorno seguro y estable para el menor.
Este tipo de documentos pueden ser considerados pruebas en un juicio de guarda y custodia, evidenciando que el progenitor está adoptando medidas para garantizar la seguridad del menor.
Supervisión judicial
Con el fin de garantizar la seguridad y estabilidad familiar, el juez puede establecer medidas específicas, tales como visitas supervisadas, la realización de pruebas periódicas de control de consumo o la limitación de pernoctas mientras se consolida la rehabilitación. Adoptar una actitud abierta y colaborativa frente a estas disposiciones suele ser decisivo para preservar el vínculo paterno o materno, al demostrar una clara disposición a priorizar el interés superior de los hijos y a avanzar hacia una relación más sana y equilibrada, evitando así que existan motivos para quitar custodia padre o madre.
Conclusión: la prioridad siempre es el bienestar del menor
En España, la legislación deja claro que el consumo ocasional, sin impacto negativo en el bienestar del menor no basta para perder la custodia. Sin embargo, la adicción que provoca un riesgo para el niño sí es un motivo para quitar la custodia a un padre o madre.
La custodia no es un derecho absoluto para los progenitores, sino que es una responsabilidad. Existen procesos legales para intervenir en casos de riesgo, con el objetivo de garantizar el bienestar del menor. Si ya existe una adicción y un cuidado irresponsable de los progenitores, existen opciones para evitar la pérdida de custodia como la rehabilitación, colaboración con los servicios sociales y medidas de supervisión judicial.
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Acerca del autor/a
Beatriz Cano Sánchez Psicóloga e integradora social Beatriz es Graduada en Psicología por la Universidad de Granada, además, complementando su formación, Beatriz también ha cursado estudios de Integración Social. Esta formación le ha dotado de las habilidades necesarias para promover la inclusión y promover el bienestar de personas en situaciones de vulnerabilidad. Actualmente, Beatriz se prepara para iniciar el Máster en Psicología General Sanitaria. Asimismo, Beatriz ha realizado diversos cursos complementarios que enriquecen su práctica profesional, entre estos destacan los enfocados al tratamiento y prevención del suicidio y el Trastorno Límite de la Personalidad.

