Cualquier tipo de actividad resulta un riesgo cuando se vuelve una obsesión para el usuario. En el caso de las adicciones, existe un refuerzo positivo y la búsqueda de volver a realizar la acción para conseguir la sensación deseada. En el caso de la vigorexia, no es tan sencillo definirla como tal. En el post de hoy vamos a hablar sobre qué es la vigorexia, sus consecuencias y el tratamiento que debería emplearse para una persona vigoréxica.
Qué es vigorexia
Este concepto incluye numerosas situaciones relacionadas con diversos trastornos, que van desde la alimentación al trastorno obsesivo compulsivo. Hay muchos autores que optan por diferentes conceptos, por lo que aquí te dejamos un resumen con los principales de ellos:
- Es una adicción al ejercicio, como lo pueden ser la adicción a internet o a los videojuegos.
- Se trata de un trastorno obsesivo compulsivo (TOC), pues la persona tiene pensamientos constantes sobre la necesidad de ejercitarse, y cuya compulsión es la propia actividad física.
- Es más bien un trastorno de la conducta alimentaria.
- Se trata de un trastorno más bien de tipo cognitivo, ya que la persona no ve su imagen como realmente es (es lo que suele llamarse dismorfia muscular).
Teniendo en cuenta estas características, muchos autores afirman que no puede encasillarse esta definición y clasificarla en uno de los grupos arriba mencionados. Pero lo que sí podemos afirmar es que la persona puede sufrir consecuencias muy negativas para su salud.
La mayoría de las personas vigoréxicas en España suelen ser los varones de 18 a 25 años. Esta adicción comienza como cualquier otra: las personas empiezan a dejar a un lado su vida social, laboral o académica para conseguir una masa muscular mayor de la que poseen. Se ven débiles, y creen realmente que alterando su alimentación y utilizando fármacos peligrosos para su salud, van a conseguir su objetivo.
El ejercicio físico es parte de las recomendaciones para mantener una vida saludable. En su justa medida y acompañándolo con una dieta equilibrada y variada, se pueden conseguir muy buenos resultados. El objetivo del ejercicio físico es disfrutar de él y sentirse mejor con uno mismo.
Consecuencias de la vigorexia
El exceso de actividad física puede acarrear en la persona vigoréxica las siguientes consecuencias:
Consecuencias físicas
- Desproporciones entre partes del cuerpo.
- Sobrecarga de peso que puede llevar a desgarros y esguinces.
- Se pueden ver afectados huesos, tendones, músculos y articulaciones.
- La sobrecarga en la alimentación con proteínas e hidratos de carbono puede ocasionar trastornos metabólicos.
- Problemas cardíacos, atrofia testicular, disminución de la formación de espermatozoides y retención de líquidos en el caso en el que se usen anabólicos.
- Cambio metabólicos que afectan al hígado y al aparato cardiovascular, por lo que aumentan los niveles de colesterol.
Consecuencias psicológicas
- Depresión y/o ansiedad.
- Problemas en el ámbito laboral y/o académico.
- Deterioro en las relaciones sociales.
- Aislamiento.
- Enajenación.
Se trate como un TOC, un trastorno alimentario o una adicción, es un problema muy grave que afecta a muchos ámbitos de la vida de la persona. Las consecuencia son numerosas, y es muy difícil hacerle ver a esta persona que tiene un problema con el ejercicio.
Debemos dejar claro que no todas las personas que ejercitan su cuerpo pueden llegar a tener este problema. Hay que diferenciarlas de aquellas que comienzan a trastocar su vida personal para conseguir un objetivo, que se vuelve cada vez más ambicioso.
¿La vigorexia tiene tratamiento?
Como ya hemos comentado anteriormente, hacerle ver a una persona vigoréxica que tiene este problema puede resultar muy complicado.
También hay que tener en cuenta su naturaleza multidimensional. Hay muy pocas personas que solicitan tratamiento, pero la literatura científica apunta a que debe ser tratada desde diferentes disciplinas, como la farmacoterapia, la psicología y un tratamiento dietético.
Siempre es recomendable que estos tratamientos estén controlados y guiados por especialistas. Profesionales que conocen el ámbito de las adicciones, médicos, psicólogos y expertos en nutrición que pueden aportar un seguimiento al paciente hasta su total recuperación.
Tratamiento farmacológico
No existen pautas farmacológicas que hayan podido ser contrastadas para tratar este problema. Sin embargo, tras el estudio del paciente y la aplicación de fármacos teniendo en cuenta la cercanía con el TOC y con la ansiedad o la depresión, se han podido comprobar las siguientes mejoras:
- Reducción de la ansiedad
- Disminución de las ideas obsesivas
- Mejora en las relaciones sociales
- Mayor conciencia de la enfermedad
Tratamiento psicológico
El objetivo con esta terapia es que la persona acepte su cuerpo, superando así su preocupación patológica que le provoca una visión general y negativa de su cuerpo. Estas terapias suelen desarrollarse en varias fases. Este es un ejemplo:
- Fase 1: informativa-formativa. Se trata de proporcionar al paciente información y formación sobre el cuerpo. Se le pide que vaya registrando sus pensamientos, sentimientos y conductas sobre su apariencia en diferentes momentos de su vida.
- Fase 2: ajustar al autoperfección. Se necesita que en esta fase el paciente adquiera una visión realista de su cuerpo, mediante herramientas como las técnicas de auto-observación y comparación social con otras personas.
- Fase 3: pensamientos sobre el cuerpo. Se identifican los pensamientos y las emociones que siente la persona vigoréxica hacia su propio cuerpo.
- Fase 4: sentimientos sobre el cuerpo. Es necesario sacar a la luz todos los sentimientos negativos hacia el cuerpo.
- Fase 5: comportamientos referentes al cuerpo. En esta fase es necesario identificar qué conducta relacionada con el cuerpo y el defecto imaginado se desvía de la realidad.
- Fase 6: prevención de recaídas. La persona debe saber reconocer las situaciones de riesgo y cómo enfrentarse a ellas para no recaer en el problema.
Tratamiento dietético
El paciente deberá comenzar una dieta equilibrada, y acorde a las recomendaciones de los especialistas que lo están tratando. Es la única forma de evitar riesgos para su salud.
Conclusión
La preocupación por el aspecto físico es muy habitual hoy en día, sobre todo en la población más joven. Prevenir este problema puede prevenirse por numerosos caminos, tanto en colegios e instituciones públicas a través de charlas educativas sobre autoestima y aceptación de uno mismo, como en casa, donde la propia familia facilite la comunicación y la persona se sienta cómoda al compartir sus inquietudes, sus miedos, etc.
Si crees que alguien de tu entorno necesita ayuda, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. La primera consulta es gratuita, y en ella podremos asesorarte sobre cuál es el mejor camino a seguir para que vuelva a tener una vida normal.
Acerca del autor/a
Beatriz Cano Sánchez Psicóloga e integradora social Beatriz es Graduada en Psicología por la Universidad de Granada, además, complementando su formación, Beatriz también ha cursado estudios de Integración Social. Esta formación le ha dotado de las habilidades necesarias para promover la inclusión y promover el bienestar de personas en situaciones de vulnerabilidad. Actualmente, Beatriz se prepara para iniciar el Máster en Psicología General Sanitaria. Asimismo, Beatriz ha realizado diversos cursos complementarios que enriquecen su práctica profesional, entre estos destacan los enfocados al tratamiento y prevención del suicidio y el Trastorno Límite de la Personalidad.