La inhalación de amoniaco, además de ser común en el ámbito doméstico, también es de las formas de “doping” que muchos deportistas (profesionales y no profesionales) utilizan para conseguir un mayor rendimiento. Hablamos de “doping” para referirnos al consumo de sustancias para mejorar el rendimiento. Sin embargo, no se trata de una práctica ilegal ni antirreglamentaria ante competiciones profesionales, como ha declarado el médico de la selección rusa en referente a la acusación de dopaje del Mundial de Fútbol 2018.

Se busca optimizar el entrenamiento tanto desde un punto de vista físico (con más fuerza) como psicológico (con más motivación). Aun así, es una sustancia muy tóxica que puede tener graves consecuencias para la persona que decide inhalar amoniaco.

El dopaje

El dopaje es una práctica tan antigua como lo son las competiciones deportivas. Se define como la utilización de sustancias y/o otros métodos para mejorar el rendimiento tanto psicológico como físico de la persona que lo consume.

Habitualmente las sustancias que más se consumen con fines dopantes suelen ser los esteroides (que contribuyen a un aumento de la masa muscular), estimulantes como la cafeína adulterada (usada para mantenerse despierto y disminuir la fatiga), analgésicos de tipo narcótico (calmar dolores y tener una sensación relajante), sustancias que disminuyen los latidos del corazón y estabilizan el organismo, y sustancias diuréticas (para perder peso en poco tiempo)

Estas son las formas más habituales de dopaje que se encuentran entre los deportistas, pero lo cierto es, que existen otras formas que o no son detectables, o bien no está considerado dopaje, como es el caso de la inhalación de amoniaco, la cual no se considera dopaje pero los deportistas tienen prohibido inhalar este compuesto de forma pública.

El amoniaco es un compuesto químico que se encuentra de forma natural en el ambiente y en procesos metabólicos del cuerpo humano. Industrialmente se utiliza como fertilizante o producto de limpieza. Pero como ya hemos mencionado, también se utiliza en el ámbito deportivo, concretamente en forma de sales de amoniaco, que son pequeñas almohadillas impregnadas de amoniaco.

Es fundamental comprender los riesgos asociados con estas prácticas, ya que el uso indebido puede provocar una intoxicación por amoniaco inhalado, con graves consecuencias para la salud que explicaremos más adelante. Además, es importante aclarar el Mito del dopaje con amoniaco: aunque muchos deportistas recurren al dopaje con amoniaco, no existe evidencia científica que demuestre que mejora el rendimiento a largo plazo. De hecho, los efectos pueden ser contraproducentes.

La inhalación de amoniaco no solo puede afectar negativamente al rendimiento deportivo, sino que también representa un riesgo para la salud de la persona.

Consecuencias de la inhalar amoniaco

Oler amoniaco está siendo usado últimamente como un medio fácil para experimentar un mejor rendimiento físico durante un período corto de tiempo. Inhalando este compuesto, se experimenta una mejora del tiempo de aplicación de fuerza, además de un aumento de la frecuencia cardíaca y del flujo sanguíneo.
Pero no todos los resultados de esta forma de dopaje son beneficiosos para el organismo, ya que se pueden presentar consecuencias graves tanto de forma interna, como de forma externa al entrar el contacto el compuesto con la piel.

¿Qué pasa si hueles amoniaco?: Mediante inhalación, respirar amoníaco, provoca que los pulmones y vías respiratorias se vean afectadas de manera que principalmente se siente una irritación de las vías, pero si la exposición al compuesto es prolongada pueden darse síntomas de tos, dolor y opresión fuerte en el pecho, dificultad para respirar…

Lo más peligroso del amoniaco es el gas que desprende al estar en estado líquido, que puede afectar a los ojos, nariz, boca y garganta con irritaciones, dolores, hinchazones y en algunos casos puede llegar a darse ceguera temporal.

De forma interna, se pueden experimentar consecuencias como pulso débil y rápido, fiebre, dolor abdominal intenso, desmayos, vómitos e inquietud. Muchos de estos síntomas aparecen tras una exposición prolongada al compuesto, por lo que es común notar un pequeño olor a amoniaco después de haberlo inhalado. Es poco probable que estos síntomas se manifiesten de forma inmediata.

Otra pregunta que nos puede surgir es, ¿qué pasa si inhalo demasiado amoniaco? Uno de los mayores riesgos de inhalar amoniaco es la posibilidad de daño irreversible en las vías respiratorias. La exposición prolongada o de grandes cantidades puede quemar tejidos de los pulmones, la tráquea y la garganta. En casos graves, la intoxicación por amoniaco inhalado puede llevar a problemas respiratorios como edema pulmonar (acumulación de líquido en los pulmones) o incluso la muerte si no se recibe atención médica inmediata.

¿Alguien de tu entorno usa este método?

Aunque como primera impresión parece que el amoniaco no es una sustancia peligrosa debido a esos “beneficios” cortos en el tiempo que puede traer para el rendimiento físico, lo cierto es que la inhalación prolongada de amoniaco puede llegar a causar la muerte. Al fin y al cabo, se trata de drogas, sustancias químicas que suelen consumirse para conseguir un estado físico y mental no natural para el cuerpo humano.

Si crees que algún ser querido utiliza este método para doparse, es imprescindible para su salud que intentes razonar con él, y en el caso de que esto te resulte imposible, consultar con profesionales. Puedes acudir al médico si notas que los síntomas no cesan, ya que una tardía intervención podría resultar fatídica causando daños irreversibles o incluso la muerte.

Si después de leer este artículo quieres preguntarnos algo, no dudes en contactar con Tibbon, centro de desintoxicación en Granada, te aclararemos cualquier aspecto relacionado con los problemas derivados de las drogas y el dopaje.

National Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH). (2019). Ammonia: NIOSH chemical hazards. Centers for Disease Control and Prevention (CDC).

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Acerca del autor/a

Beatriz Cano Sánchez Psicóloga e integradora social Beatriz es Graduada en Psicología por la Universidad de Granada, además, complementando su formación, Beatriz también ha cursado estudios de Integración Social. Esta formación le ha dotado de las habilidades necesarias para promover la inclusión y promover el bienestar de personas en situaciones de vulnerabilidad. Actualmente, Beatriz se prepara para iniciar el Máster en Psicología General Sanitaria. Asimismo, Beatriz ha realizado diversos cursos complementarios que enriquecen su práctica profesional, entre estos destacan los enfocados al tratamiento y prevención del suicidio y el Trastorno Límite de la Personalidad.

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